Si este delito queda probado, evidentemente se habrá tratado de una estafa como la copa de un pino, abusando de la influencia que estos personajes tenían sobre la incauta señora.
Por desgracia estas prácticas abusivas y delictivas no son hechos aislados, pues hay mucho falso tarotista suelto que se aprovecha de personas deprimidas o desesperadas en busca de solucionar sus problemas. Le persiguen, le asustan diciéndole que es víctima de conjuros o magias negras y que si no se lo quitan le ocurrirán desgracias, para lo cual deben pagar generosas sumas.
Y ¿ Cómo saber si el tarotista al que nos dirigimos es de fiar?
Ante todo es una persona que cobra por su servicio pero no intenta vender productos adicionales ni se empeña en leerte contínuamente las cartas, ni te trata de atrapar con ofertas del 3 x 2, como si se tratara del Carrefour. Y como en casi todo, un tarotista que te recomiende alguien que lo ha probado es la mejor garantía.
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